La energía de los planetas y los arquetipos mitológicos


En astrología estudiamos las energías astrales de acuerdo a modelos arquetípicos. No es que Júpiter, por ejemplo, haga crecer tanto como su gigantesca masa planetaria, todo lo que le suceda a las personas cuando transita por determinado espacio sideral en donde las energías también arquetípicas toman formas vinculadas a las características de un animal dibujado por las estrellas.
Traduzco. En estos momentos Júpiter se encuentra en Capricornio. El espacio capricornio del cielo responde a la forma de la cabra. Pensar que, por nacer entre el 21 de diciembre y el 20 de enero, una persona es terca, uraña y agresiva como una cabra y que el tránsito de Júpiter por ese lugar va a volver a esa persona más terca, uraña y agresiva no sólo es falaz sino que desnuda un claro desconocimiento de lo que implica el estudio de la astrología.
En una entrada anterior "La astrología como método de autoconocimiento"  https://soylobesia.blogspot.com/2019/12/astrologia-como-metodo-de.html, expliqué que, a los efectos de conocer la influencia astral en la personalidad de alguien, era necesario conocer el ascendente astral de la misma. El ascendente se calcula por el horario de nacimiento dentro de un período del ciclo solar. De manera que no se trata sólo de la influencia del Sol emanando energía desde un determinado ángulo del cielo, sino la influencia que toma esa energía en el transcurrir de una día, mientras la Tierra rota y se traslada sobre su órbita.
Un arquetipo es una forma significante cargada de múltiples significados aportados por la cultura. La mitología griega está llena de estos arquetipos. Los griegos crearon estos mitos conforme sus conocimientos del Trivium y el Quadrivium se incrementaban. A través de metáforas explicaban las relaciones entre los dioses y crearon cuentos en donde las personalidades de esos dioses respondían a patrones específicos y diferenciados de comportamiento, eso es lo que llamamos arquetipos.
Cuando sus conocimientos de astronomía iban creciendo, conforme no sólo a la observación sino a los conocimientos que les llegaron de civilizaciones que los precedieron, fueron nombrando a los cuerpos celestes en función de los arquetipos de sus personajes mitológicos.
Luego los romanos tomaron estos cuentos y cambiaron los nombres de algunos personajes. Así nos encontramos con Afrodita y Venus respondiendo a un mismo arquetipo; o a Ares y Marte; o a Selene y la Luna. Los nombres de los planetas y la relación con la mitología griega es meramente arquetípica y de ahí esos modelos sirven para explicar de una manera que podamos decodificarla fácilmente. El resto lo hicieron los artistas que interpretaron esos arquetipos mitológicos y, a través de dibujos, pinturas y esculturas nos legaron las formas humanas de los mismos.
Cada planeta representa un arquetipo energético, cada espacio astral que llamamos signos representa un arquetipo y cada ámbito de la experiencia individual o social que llamamos "casas astrales" tiene una representación arquetípica.
De ahí que el tránsito de Júpiter por Capricornio sea posible indentificarlo arquetípicamente como un gran señor que toma forma de cabra gigante capaz de atropellarse todo lo que encuentra a su paso. Si este macho cabrío está en una casa astral cuya influencia arquetípica se vincula al área profesional, podemos interpretar que se trata de un momento en el que podremos alcanzar los objetivos que nos hayamos propuesto en ese ámbito de la experiencia.
Pero Júpiter no está solo en el cielo y entonces esa influencia arquetípica en un determinado aspecto de la vida, se ve también influenciada por las relaciones con otros arquetipos que se encuentran en un mismo espacio o en otro que, dependiendo de la distancia es el tipo de comunicación energética que tienen. Así encontramos las conjunciones, cuando dos o más planetas de encuentran en un orbe de influencia menos a cinco grados; los sextiles, relaciones a sesenta grados entre un planeta y otro; las cuadraturas a noventa grados, los trígonos, a ciento veinte grados; los quincuncios, a ciento cincuenta grados y las oposiciones a ciento ochenta grados. En otra entrada explicaré sobre la armonía o tensión comunicativa de estas energías.
Vuelvo a los arquetipos. Por ejemplo, en el arquetipo capricorniano en este momento están también las energías de Plutón y Saturno. El arquetipo de Plutón responde al del dios Hermes, el Rey del inframundo, un espacio profundo, solitario y poderoso que ejerce su señorío desde la oscuridad. El arquetipo de Saturno se vincula a la de un maestro sabio, paciente y estricto que nos acompaña en el proceso de madurar la experiencia. Entonces el arquetipo de un tránsito múltiple tan inusual como este, volvería al macho cabrío en un ser oscuro que viene a romper las estructuras internas que nos impiden madurar. Si ese ser lo encontramos transitando un espacio de la experiencia relacionado con los recursos materiales, es esperable que cambie drásticamente nuestra manera de invertir, de gastar y de ganar el dinero.
De esa manera se interpretan las influencias y por eso es necesario no sólo saber de tránsitos planetarios para hacer una interpretación astrológica, sino entender los arquetipos mitológicos en los cuáles se asientan las relaciones de estas energías.

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