La Luna, sus nodos y los eclipses

La Luna no es un planeta, es un satélite de la Tierra. Sin embargo ejerce una gran influencia. Gracias a la relación energética entre la Tierra y la Luna, se explican el movimiento de las mareas y los momentos propicios para la siembra.
Lo que llamamos Luna nueva es cuando el satélite, desde nuestra perspectiva óptica terrestre, transita por un espacio sideal en donde no recibe la luz solar para reflejarla. El caso opuesto es la luna llena. Entre cada una de estas fases están el cuarto creciente y el cuarto menguante. En cuanto a la relación arquetípica de la luna con cada una de las energías astrales, ella completa un ciclo completo cada veintiocho días alrededor de la tierra. Como la Tierra no está quieta, por eso la Luna ejerce su influencia en combinación con el espacio por donde transita también la Tierra en relación al Sol.
Además del ciclo lunar que dura veintiocho días, hay otro ciclo de relación energética que tiene que ver con la Luna y es lo que en astrología se llaman "Nodos lunares".
La explicación de los nodos no es difícil, pero hay que entender varias cosas. Primero, que las órbitas de la Luna alrededor de la Tierra y de la Tierra alrededor del Sol se cruzan dos veces cada dieciocho meses. No es que choquen, evidentemente, sino que sus órbitas se cruzan en un mismo punto angular. Segundo, que esos cruces se dan en ciento ochenta grados, es decir, en puntos exactamente opuestos desde la perspectiva terrestre, formando lo que se denomina "Eje nodal de la Luna". Tercero, el hecho de que la Tierra se mueva al igual que todos los cuerpos astrales, hace que esas intersecciones de órbitas cambien de espacio energético astral cada dieciocho meses.

De esta manera, si tomamos el ejemplo del eje nodal actual, el 7 de noviembre de 2018 se calculó la intersección en los espacios de Cáncer y Capricornio. Siempre se dan en espacios opuestos; entonces, si existen doce espacios energéticos alrededor del círculo astral, los ejes nodales son seis: Aries-Libra, Tauro-Escorpio, Géminis-Sagitario; Cáncer-Capricornio y Leo-Acuario.
Los dos nodos se identifican en nodo norte y nodo sur, dependiendo efectivamente del lugar de intersección de las órbitas desde la percepción de la Tierra. En este eje nodal, Cáncer está al norte y Capricornio al sur.
Al ser seis, cada seis años, cada nueve años el eje nodal vuelve a coincidir pero invertido. Así, en 2027 el eje nodal se presentará con Capricornio al norte y Cáncer al sur.
Conocer el eje nodal en el momento de nacimiento es determinante para prever cómo pueden percibirse, desde el inconciente arquetípico, los cambios que se dan en nuestra vida cada nueve años. ¿Por qué? Porque en el nodo norte, por donde entra la energía astral al campo magnético de la tierra, los que nacieron con el nodo norte en el mismo sitio en el que se encuentra un nodo norte cada nueve o dieciocho años, tienen en ese punto un área de actualización sustancial de la experiencia en determinado ámbito. Al revés, cuando los nodos están invertidos, no se realiza una actualización sino una eliminación en su correspondiente área. Algunos hablan de karma y darma. Yo prefiero usar otros términos.
El 20 de mayo de 2020, el eje nodal pasará a Géminis al norte y Sagitario al sur. Y dieciocho meses más tarde, en noviembre de 2021 pasarán a Tauro al norte y Escorpio al sur. Antes de estar en el eje Cáncer - Capricornio, los nodos estuvieron en Leo al norte y Acuario al sur; y previo a eso, en Virgo - Picsis y antes de eso en Libra - Aries.
Las efemérides astrológicas aportan datos precisos sobre la ubicación de los nodos en determinado día y año.
¿Qué importancia tiene esto para la astrología? Dos cosas. La primera es que la influencia de ese tipo de relación en la interección entre la Tierra y su satélite en un determinado punto astral, marca un arquetipo de choque energético que se produce en dónde se da. Esto determina en la carta astral un punto de influencia de grandes cambios cada nueve años, dependiendo el espacio de la carta y los planetas que vayan pasando por el ángulo de influencia energética. La segunda es que por tratarse de una vinculación de intersección angular, los eclipses que sucedan dentro de un período nodal, lo harán mientras la Luna y el Sol se encuentren ejerciendo su influencia en esos espacios astrales.
Tenemos entre cinco y seis eclipses por año, generalmente dos en enero, dos entre Junio y Agosto y otro en diciembre. Si bien son hechos energéticos de potencia, están cargados de una prensa a veces negativa. Que el sol se oscurezca en pleno día o que la luna se torne de color rojiza en plena noche hace que el suceso tome tintes apocalípticos, sobretodo porque esta carga energética influye en cuestiones vinculadas a fenómenos naturales en las zonas en las que se da la zona de umbra y penumbra: dónde el eclipse puede observarse total o parcialmente desde la superficie de la Tierra.
En este año 2019 y parte del 2020 los eclipses suceden en el ángulo de Cáncer y Capricornio. En el nodo sur capricorniano se encuentran Saturno y Plutón en su temida conjunción. El punto de eliminación de patrones arquetípicos que nos resultan obsoletos es esperable en el ámbito de todas las instituciones: familia, Estado, Iglesia.
En el próximo eje nodal los eclipses se darán en Géminis-Sagitario y, aunque no estarán allí Saturno y Plutón, Júpiter habrá pasado a Acuario (el espacio de la libertad y la insolencia), y Urano (regente de Acuario) se encontrará en el espacio de Tauro. Lo esperable es una renovación en todo lo vinculado con una revolución en las comunicaciones. Los energía de los eclipses acompañará estos cambios, que tendrán resistencia de comunidades postergadas con gobiernos conservadores a quienes les costará mucho dinero adquirir estas nuevas tecnologías comunicativas.
En otra entrada en donde les cuente cómo se hace una carta astral, les dejaré el link del sitio en donde encuentran las efemérides astrológicas.


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