Qué esperar en 2021
Cuando se analiza la influencia astral
durante un año, los astrólogos vemos ciertos tránsitos (no todos) porque son
los que marcan ciclos mayores a un mes. En un mes, el tránsito de la Tierra
alrededor del Sol y de la Luna alrededor de la Tierra propician ciertas
activaciones cósmicas en espacios en donde está la influencia de otros cuerpos
plantetarios, asteroidales o puntos oscuros. De modo que, a los efectos
prácticos, vemos como los tránsitos de ciclo mediano van siendo interceptados
por la energía del Sol y la Luna para mostrarnos posibilidades de ocurrencia de
ciertos hechos.
Hemos visto, por muchos medios, el
revuelo de la conjunción Júpiter-Saturno en Acuario (o Estrella de Belén),
mucho se ha dicho sobre esto y lo más certero es que es un suceso astral que no
se produce desde 1205 en ese espacio del cielo (Acuario). No me voy a extender
mucho sobre esto porque todos pueden ir a los libros de historia y ver los
cambios políticos, sociales, artísticos y religiosos que se produjeron en
aquellos tiempos. Pero lo esperable es justamente eso: cambios y a lo grande,
bien al estilo jupiteriano.
Júpiter es un planeta que tarda doce
años terrestres en dar su vuelta alrededor del Sol por lo que permanece
aproximadamente un año en cada signo. Esto, en general, es bueno; pero depende
mucho de otros tránsitos asociados. Verán que durante el 2020 estuvo en
Capricornio y ningún capricorniano me dirá que las cosas le vienen precisamente
bien desde 2018. El problema del tránsito de Júpiter por Capricornio es que
estuvo acompañado por la restricción de Saturno, la oscuridad de Plutón y con
las cuadraturas de Marte desde Aries. Esto hizo que la esperada expansión del
gigante astral se viera “encerrada” entre los compañeros de compartimento
astral y esto se convirtiera en una cóctel explosivo.
Como los planetas rápidos (los que
están más cerca de la Tierra) son los que van activando los tránsitos medios,
son los que marcan el ritmo y calidad de la acción. En el adelanto que hice el
año pasado dije que iba a ser un año marcado al ritmo de Marte, que con su
alargado tránsito por el domicilio de Aries, ha propiciado mucha tensión con los
grandotes en Capricornio. Fue un tránsito pesadísimo de sobrellevar, muy
trabado y complejo, de mucho tironeo ideológico a partir de mayo, cuando los
nodos de la Luna entraron en el eje Géminis-Sagitario y los posteriores
eclipses en esos signos.
Toda esta introducción para explicar
el por qué en 2021 la influencia astral estará marcada por los movimientos de
Júpiter y Saturno, pero sobre todo de Venus.
Venus es una energía femenina,
receptora, conciliadora. La leyenda cuenta que cuando Saturno destronó a su
padre Urano, le cortó los testículos para asegurarse de que no tendría más
hermanos que pudieran quitarle el trono; por el mismo motivo se comía a sus
hijos. Los testículos de Urano cayeron al mar y de entre las olas surgió Venus.
Más tarde, Júpiter (uno de los hijos de Saturno) sería escondido por su madre
(quién quiera relacionar esto con las historias bíblicas del ocultamiento de
Moisés durante tres meses y también de Jesús durante la matanza de niños
ordenada por Herodes, puede perfectamente conjeturar porque están relacionados)
y cuando estuvo en condiciones el gran Júpiter destrona a su padre Saturno. De
modo que si atendemos a esto, lo que sucede con la conjunción Júpiter-Saturno
es literalmente un destronamiento ¿de qué? De lo que está en el opuesto de la
carta: el ego individualista leonino. Así que vamos a un tiempo en lo que lo
colectivo marcará la agenda. Pero como Acuario es un signo anárquico, rebelde y
desapegado, la única manera de integrar ese escenario es prestar atención a la
energía de esta Venus que viene a calmar las cosas entre los autoritarios
astrales y, a diferencia de Marte, no lo hará con fuego cruzado sino con la energía
de la seducción.
Al ver la carta del amanecer del 1 de
enero, que es literalmente la salida del Sol que pone luz sobre las
consideraciones energéticas de este nuevo ciclo calendario, se ve claramente el
camino astral: Venus adelantada sobre Sagitario, alumbrando el horizonte que
empieza a clarear, la “estrella de la mañana” que antecede al astro rey del
sistema. De la misma manera, en el amanecer del 1 de enero de 2020 se veía a
Marte precediendo la carta en Sagitario y apenitas Mercurio por detrás en
conjunción a Júpiter; recién luego aparecía la luz del Sol, medio rezagada,
junto a la conjunción Saturno-Plutón. Venus… ni la veíamos, permanecía oculta y
apagada tras los gigantes.
Ahora las cosas cambiaron, Venus pasó
al frente y el 8 de enero hace su primer movimiento al entrar en Capricornio y
se empieza a hacer notar porque activa todo lo que se va a mover a partir del
14 de enero. ¿Qué pasa ese día? Urano sale de su retrogradación con Marte de
compañero de aventuras. Si quieren acción, la van a tener en temas de salud. El 28 de enero es un día demasiado tenso
para mi gusto. Ya haré otro posteo sobre ese día porque la carta astral es
alarmante.
Vuelvo a Venus. El primer encuentro de
Venus es con la Luna, el 11 de enero. Día hermoso para las parejas, para
concretar, para encontrarse, para disfrutar de a dos. El 28 de enero se encuentra con Plutón y acá
viene la contracara: día excepcional para encuentros clandestinos. El 1 de
febrero hace su ingreso a Acuario, el 6de febrero se encuentra con Saturno y… el 10 de
febrero es un día impresionante porque se va a perfeccionar un megastellium en
Acuario: el Sol, la Luna, Venus, Mercurio, Júpiter, y Saturno. Y en Tauro otro
stellium: Urano, Marte y Lilith. Esperen grandes acontecimientos en temas
amorosos y familiares, especialmente los acuarianos. Al día siguiente, como
para seguir con la fiesta, Venus hace conjunción con Júpiter y el 14 con
Mercurio. Todo esto, en el espectro acuariano. Maravilloso inicio de año para las relaciones, sobre todo los que
apuestan al amor generoso y no posesivo.
Pero… no pasa lo mismo con el otro
stellium en Tauro. Y acá hago un paréntesis para decir que en un año de cambios
por todos lados…
…los que peor la van a pasar son los
taurinos y escorpianos
porque si hay algo que detestan es
salirse de su espacio de confort.
Lamentablemente este es un año para
adaptarse o… sufrir.
Lo bueno es que Venus rige a Tauro así
que van a estar un poquito (poquito) mejor los taurinos que los escorpianos
(regidos por Marte) que se les puede prender fuego todo si se descuidan.
Vuelvo a Tauro, signo de tierra que
tiene influencia en todo lo que es tangible, especialmente en los procesos de
la naturaleza y los económicos. Ahí las cosas van a estar oscuritas desde el 6
de enero que entra Marte a hacerle compañía a Urano y Lilith.
Hasta el 4 de marzo vamos a ver desastres naturales,
desastres económicos, revoluciones sociales
y complicaciones en temas de salud.
Con el ingreso de Marte a Géminis el 4
de marzo la cosa se complica en términos comunicativos: mentiras, malos
entendidos, noticias falsas (fake news), chismes, peleas, dificultad para
encontrar acuerdos. El 15 de marzo, la entrada de Mercurio a Piscis acelera el
despelote que se calma brevemente con la entrada de Venus a Aries el 21 con el
equinoccio y el Star Point el 26, pero…
…el 28 de marzo se pudre todo.
Ya se hace insostenible la mentira,
sale a la luz la cosa podrida
y vamos a estar tan confundidos
que es probable que nos cueste
discernir la verdad de la mentira.
Una vez más en el año, lo único a lo
que vamos a poder aferrarnos es al amor. El otro momento intenso de marzo es la
conjunción del Sol con Venus (Star Point), el 26 de marzo en el signo de Aries,
cerquita de Kirón. Es una conjunción inferior, de renovación del deseo, de
apertura al amor, de recepción amorosa. Este otoño se viene para sanar heridas.
Aprovéchenlo.
En abril respiramos de nuevo, con la
entrada de Venus y Mercurio a Tauro, y Marte saliendo de una patada a Cáncer,
con Plutón retro en Capricornio nos volvemos un poco menos agresivos hacia
afuera y empezamos a replantearnos actitudes hacia adentro.
En mayo Venus y Mercurio siguen juntos
el tránsito hacia Géminis, ayudándonos a aclarar nuestra mente y alineándola con
los sentimientos. Entre el 13 y el 26 de mayo se producen dos eventos
importantes: el adelanto de Júpiter a Piscis y la entrada en retro de Saturno
en Acuario y esto es para estar atentos porque da el marco del primer eclipse del año,
total de luna en Sagitario previo a la segunda retrogradación mercurial del
año, en Géminis, y con Marte opuesto a Plutón mostrando la punta de un
conflicto que va a estallar a lo grande a principios de marzo de 2022 cuando
estos dos entren en conjunción en Capricornio con Venus haciendo de cómplice.
Falta mucho, pero estén atentos al 26
de mayo porque es un destello del futuro.
¿Quieren otra pandemia? La tendrán en
2022 y será sexual.
El control reproductivo será la nueva
cuarentena.
Usen preservativo siempre, no sean bobos.
El 10 de junio hay otro eclipse:
anular de Sol en Géminis, en conjunción con Mercurio retrógrado y el nodo
norte. No vamos a estar muy lúcidos así que mejor no tomar decisiones en esa
época del año, mucho menos meternos en conflictos ideológicos, alimentar
emociones dañinas y guardarnos resentimientos. Empiezan dos meses complejos en
los que la Luna y el Sol van a ponernos intensos y no precisamente para bien.
El 11 de junio entra Marte a Leo y el
29 ingresa Venus, preparando la conjunción de los amantes cósmicos para el
13 de julio, día pasional que se da cada dos años. Pero en 2022 nos tienen reservado un plus a principio de marzo se vuelven a juntar, en Acuario, y no descarto que, por venir de la mano de Plutón este evento no sea lo esperado.
Entre el 17 de julio y el 19 de agosto
el Sol va a hacer oposiciones a Plutón, a Saturno y a Júpiter, generando una
serie de tensiones sociales que pondrán luz sobre temas complejos. ¿Cuándo son
las supuestas elecciones legislativas? En estos días se resolverá ese tema y
veremos si Duhalde tenía razón.
Setiembre parece tranquilo, pero no,
un novilunio en Virgo en conjunción a Marte no es un buen augurio, sobre todo
porque se da en oposición a Neptuno, las personas que estén enfermar deben
cuidarse mucho en estos días, sobre todo las que tengan desórdenes de ansiedad.
En octubre se acelera todo. Los
grandotes salen de sus retrogradaciones, Marte ingresa a Escorpio y Venus a
Sagitario. El 24 son las elecciones. Una mujer va a sorprender con los
resultados. Les dije que es un año femenino y no es una opinión, aunque el 27
de octubre Venus cumple su vuelta al Sol y llega al mismo punto de la
constelación de Sagitario en donde estaba al iniciar el año. Hasta aquí llega la
armonía.
El 19 de noviembre hay eclipse y es
para prestar atención porque se produce fuera de eje. Es decir, en
Tauro-Escorpio. Dado que el eje nodal recién cambia el 22 de diciembre, este
eclipse parcial de Luna da un adelantito de lo que se va a venir en los
próximos dos años para estos dos signos especialmente y refuerza lo dicho en
relación a la “próxima pandemia”.
El eclipse total de sol del 4 de
diciembre ya está en eje, es el regalito astral para Sagitario y el anuncio de
lo que la Luna y Marte auguran para 2022, porque esos dos preceden la salida
del Sol del próximo año nuevo.
Hasta aquí, las generales. En un posteo que sigue a este, adelantaré un poco de todo esto, pero signo por signo.
Como resumen: es un año para encontrar pareja y los que ya la tengan hagan lo posible con conservarla porque en 2022 se viene complicado el tema amoroso y créanme que van a querer tener una pareja al lado.
Por lo demás, hay que estar un poco más atentos a las lunaciones porque en los primeros tres meses del año nos van a dar más información sobre lo que se va perfeccionando de cara a futuro.
Cuiden su alimentación, usen preservativo y empiecen a ejercitar la respiración y la meditación (lo van a necesitar).
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